Por Gustavo Daniel Barrios*
Hemos venido dando
batallas. Aflicciones desde el amanecer, aflicciones desde más tarde. Jornadas
con exiguo margen para reconectarse y aprovechar los rayos de sol, o el interés
muy fuerte por un estreno de cine. Porque en esos días, como por ejemplo en las
semanas de debates capitales, era cuando nos fue preciso dar cuenta, de que es
verdaderamente importante el contar con agua limpia en cada hogar. Batallas. Y
no éramos quienes contaban con la seguridad de los que nunca perdían, en tanto
nada de lo que es fama sobre Argentina, saltos cualitativos en preferencia, de
hoy, defendieron o construyeron los enconados de siempre. Nada pierde el que no
se muestra con agradecimiento al sumarse las conquistas comunales con pies en
un futuro muy grande. El regocijo de poseer lo que había costado cien mil
lingotes, no siempre en términos dinerarios.